La afición, inmensa, no ve premiado su esfuerzo

Pocas aficiones en el fútbol español son capaces de exhibir, a día de hoy, una demostración tan generosa de amor y fidelidad a unos colores como la que ayer regaló la afición perica a su club. Con un equipo hundido en las catacumbas de la clasificación y tras muchos, demasiados, meses de sufrimientos y sinrazón, la hinchada blanquiazul respondió ayer con el desplazamiento más masivo de los pericos en la historia de la Liga: cerca de 2.600 aficionados acompañaron al equipo en El Madrigal. Es fácil estar con el equipo en los días de rosas, pero más peliagudo cuando vuelan bajas. Y ahí es donde la gente perica nunca falla y ahora, mucho menos. Incluso más de un aficionado del Villarreal se mostraba alucinado por el masivo viaje de los pericos "para quitarse el sombrero pues siendo el partido a las diez y estando el Espanyol como los zorros es de admirar".
El amarillo que tiñe Vila-real quedó relegado a un segundo plano por la marea blanquiazul que invadió la ciudad desde el mediodía. Un goteo constante de vehículos se unieron a los 37 autobuses fletados por el club, que llegaron a la ciudad sobre las siete de la tarde. Y a partir de ese momento se dejaron el alma, el corazón y la voz en su objetivo: animar.
El Villarreal dispuso un fuerte dispositivo de seguridad, similar al que se establece en partido de Champions. Pero no tuvieron trabajo, pues los pericos se centraron en transmitir su aliento. La ausencia de incidentes marcó la visita.
El 'buen rollo' que se respiró en los desplazamientos que se hicieron tanto por autocar como en vehículos particulares se trasladó después al campo. Encerrados en una zona acotada por metacrilado en la 'azotea' del Madrigal, los casi tres mil pericos se dejaron oír con sus incesantes cánticos y pancartas que hacían alusión al 'espíritu Raducanu'. Y los jugadores lo agradecieron ya en el calentamiento.
No dejaron de animar los 90 minutos, se desesperaron con el penalti fallado, pero no abandonaron los cánticos. Y se marcharon de vacío, pero con el convencimiento de que este equipo si sigue jugando como ayer, se salvará. Esta afición se merece eso y mucho mucho más.